Una historia en cada café

Por: Redacción Starbucks

Hace cinco años, Bárbara Montecinos atravesaba un periodo de grandes cambios: la exigencia académica de sus estudios de ingeniería civil era incompatible con su trabajo. Además, vivía sola. La presión escalaba y llegó un punto en donde supo que debía tomar una decisión.

Al final, Bárbara optó por cambiar de carrera y se introdujo en el mundo de la estética integral, combinando su tiempo como estudiante con un trabajo que le permitiera hacer ambas cosas, sin tanto estrés. 

Por esas fechas, un día como cualquier otro, Bárbara caminaba por las calles adoquinadas del centro de Santiago, Chile, cuando pensó en entrar a una tienda Starbucks por un Frappuccino de frambuesa. En el interior, tuvo una revelación singular: “Me vi siendo parte de eso, me gustaba el área de atención al cliente, el café, el té y la experiencia que entregaban”.

Esa misma noche Bárbara se postuló para trabajar en Starbucks y tres semanas después experimentó su primer día como barista en la tienda de Clínica Las Condes para luego participar en la apertura de la tienda Los Trapenses. “Desde mi primer día he tenido un sinfín de buenas y enriquecedoras experiencias, además de un montón de desafíos personales”. 

En un corto tiempo, Bárbara se convirtió en Coffee Master y luego ascendió a supervisora. “Siempre he ido creciendo y he podido aportar con mi trabajo en distintas tiendas. Después de estar en Los Trapenses, me fui a Alto Las Condes, donde fui Partner Bravo y supervisora del año. Además, ascendí a asistente entrenándome en Rosario Norte y ya llevo dos años en tienda Callao como gerente”. 

Con tantos años en Starbucks Chile, Bárbara recuerda varias anécdotas con sus compañeros de trabajo y con clientes. De estas vivencias, ella atesora con especial cariño un momento emotivo con una persona que visitaba la tienda Los Trapenses recurrentemente: “Ivonne nos visitaba siempre en el mismo horario y tenía la particularidad de que pedía su Latte con leche entera o descremada según su estado de ánimo. Un día la vi entrar con un rostro triste, por lo que le ofrecí inmediatamente un Latte con leche entera. Ella me miró agradecida y conectamos con una conversación al respecto. Fue ahí cuando dimensioné lo mucho que uno puede entregar: en Starbucks ofrecemos algo mucho más importante que un rico café”. 

Bárbara, quien siempre ha buscado conocer distintas realidades y aprender de ellas, comenta que cada rol que ha desempeñado como Partner de Starbucks le ha entregado algo positivo en su vida: como barista siempre valoró el contacto directo con los clientes, mientras que como supervisora ha aprendido mucho sobre diplomacia, sinergia y cómo ser un buen nexo entre baristas y gerentes de tienda.

“Hoy como gerente siento que soy el pilar de una familia. Tengo la increíble oportunidad de liderar más allá de la operación para crear relaciones humanas. Ver que el equipo elige acompañarte y dar lo mejor de sí mismos para entregarles a los clientes una buena experiencia es algo que me enorgullece completamente. No es un camino fácil, pero sí es uno muy enriquecedor”.